MI AMOR, QUIERO UNA MOTO...Sun Tzu y El Arte de la Guerra

Qué me irá a decir...seguro no le va a gustar, me va a torcer los ojos, se me va a enojar, al rato me arma un desmadre...pucha, mejor le digo otro día que esté de mejor humor...no, mejor le digo ya...para salir de la duda...con suerte no es para tanto...no sé...diay, (respiración honda):

Mi amor, quiero una moto...

Si se sintió identificado, mi querido lector masculino, o por lo menos le fue fácil pensar en amigos y conocidos suyos que están en una situación parecida, permítame echarle una mano amiga. Aunque aún disfruto de mi soltería, ya me ha tocado en repetidas ocasiones darles un poco de Consejería Matrimonial Motociclística a algunos de mis alumnos. Después de todo, aunque a los solteros nos haga a veces gracia imaginarnos al pobre esposo todo acongojado exponiéndole a la doña su nueva "locurita" de la crisis de los __ (pónganle la edad, la mía fue a los 25), no es buena idea echarse un pleito encima con la persona con quién se comparte techo, hijos, bienes y obligaciones. Antes que esto, es mejor prepararnos para una posible batalla dialéctica donde nos va a tocar anticipar y refutar los argumentos de esa esposa ("casi esposa" o novia), para demostrarle en el contexto de un diálogo sano y equilibrado que sus argumentos no son tan sólidos como ella y hasta uno inicialmente pensaban.

Vamos a robar un poco de inspiración y sabiduría del famoso libro El Arte de la Guerra, del estratega militar Sun Tzu. Nacido hacia el año 544 A.C., en el estado de Qi, durante el período de los Reinos Combatientes en China, Sun Tzu nos dice en el capítulo de Estrategia Ofensiva que hay cinco casos en los que puede predecirse la victoria:


  • "El que sabe cuándo puede luchar y cuándo no, saldrá victorioso". Tan simple como que no vamos a salirle a la Doña con la feliz ocurrencia de que queremos una moto cuando viene estresada del trabajo, cansada o distraída pensando en que ya toca hacer las compras o algo más. Aquí va a hacer falta un poco de planeación estratégica para sacar a relucir el asunto de la moto cuando ella esté receptiva y contenta, ojalá después de darle una sorpresa agradable o de compartir un momento de franca conexión y buena vibra. 

  • "El que comprende cómo luchar, de acuerdo con las fuerzas del adversario, saldrá victorioso". Aquí se trata de conocer a la perfección los argumentos y contrargumentos que la preocupada y adversativa esposa nos va a sacar en cara al hablar de la moto. Van a salir a flote los típicos planteamientos de que la moto es peligrosa, que uno es la carrocería, que va a terminar donando órganos, que aunque uno sea cuidadoso están los demás, de que la familia está primero, etc. Esta retahila de negatividad tradicionalmente surge del hecho de que la gente, tanto el aspirante a motociclista como los que lo rodean, conocen historias y ven noticias de gente que se mata en moto o queda gravemente herida. Lo que no se dice y sobre lo que no se reflexiona es que la moto NO es un vehículo fácil de conducir pero las personas creen que SI lo es. La gran mayoría de la gente aprendió y sigue aprendiendo a andar en moto de forma autodidacta o con un amigo o familiar que también aprendió por las malas solo o con otro conocido. Siendo la moto díficil de dominar y al requerir destrezas y conocimientos técnicos que pocas veces están a disposición del público (por eso empecé la aventura de Moto desde Cero y me uní a la Escuela de Manejo BMW), no es raro ver porqué la esposa se imagina siempre lo peor en la suma Marido + Moto. Hay que hacer ver a la Señora que el riesgo siempre está presente en todos los aspectos de la vida y que no se puede vivir basado en miedos (si no no saldría uno de la cama cada día), que si uno es la carrocería de la moto entonces vamos a hacer la inversión de ponerle el mataburros más sólido, que en el juego de probabilidades y riesgos de andar en moto en la calle tomar un curso profesional de manejo y practicar siempre nos va a inclinar las probabilidades a favor, que vamos a prepararnos y sacar nuestra licencia de moto para luego asegurar la moto con todas las coberturas posibles, y que le vamos a agradecer que en vez de sabotearnos que nos apoye aunque sea un poquito dándonos un voto de confianza ante el plan estructurado y responsable que estamos a punto de emprender.

  • "Aquél cuyas filas estén unidas en un propósito, saldrá victorioso". Es acá donde alma, vida y corazón, como diría mi querida madre, tienen que estar firmemente alineadas en la consecución del propósito de la comprar la moto y volverse el mejor motociclista posible. Si hay duda, si hay flaquezas a la hora de hablar con la pareja sobre el tema de la moto, ella lo va a percibir y lo aprovechará para salirse con la suya con un poco de manipulación, en mayor medida si se opone a rajatabla a la moto. Si la Doña ve que de verdad su esposo no está dispuesto a renunciar al sueño de la moto y que ha investigado sobre motos y sus prestaciones, ha hecho un presupuesto racional de compra del vehículo y accesorios, ya sabe dónde va a tomar el curso de manejo y mágicamente la casa se ha llenado de revistas de motos y afines, sus filas van a estar unidas en el propósito de las dos ruedas con motor.

  • "El que está bien preparado y descansa a la espera de un enemigo que no esté bien preparado, saldrá victorioso". Esto es parte de lo que estamos haciendo al leer este tema: anticipar, estudiar y refutar las objeciones con las que nos van a encarar. La cuidadosa preparación de contraargumentos y el poder enunciarlos serena y respetuosamente muchas veces pueden ser la antesala a la victoria de la moto. Recordemos que el "enemigo" no es la esposa, sino sus objeciones basadas en mitos, miedo y desconocimiento.

  • "Aquel cuyos generales son capaces y no sufren interferencias por parte de su soberano, saldrá victorioso".Este punto lo interpreto como que los "generales" son los pensamientos enfocados al proyecto de la moto y, si estos no son saboteados por uno mismo, el "soberano", estos generales eventualmente podrán cumplir su cometido aunque la batalla contra las objeciones conyugales sea dura.

    Es en estos cinco puntos en los que se conoce el camino a la victoria, según nos dice Sun Tzu. Tiene entonces sentido prestar atención a los consejos de El Arte de la Guerra y prepararnos para tratar el tema de la moto con la pareja y hacerlo de la manera más estratégica y sana posible. Con paciencia y respeto debemos levantar nuestra ofensiva y poco a poco ir educando a esa esposa o compañera para que vea esa otra cara del Motociclismo que tan pocos conocen: un Motociclismo seguro y responsable donde hasta la mujer más anti-motos se empiece a apuntar cada vez más. Los veo con la Doña en carretera!


     R.









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    CRONICA DE UNA CAIDA ANUNCIADA


    A través de los cientos de estudiantes que he tenido la dicha de atender, es fácil predecir cuándo, cómo, dónde y por qué se hacen propensos a una caída. Ni siquiera me refiero a caídas de verdad,  a aterrizajes forzosos donde la persona se lastima y la moto sufre daños considerables…hablo más bien de las caidillas “sin gracia” que en algún momento el estudiante novato (y hasta uno que otro no tan inexperto) termina siempre probando. 

    Estas caídas predecibles son el resultado de la inexperiencia y casi todos pasamos por ellas por la simple razón de que nos toca aprender sin la instrucción adecuada. En el contexto de que manejar una moto es mucho más sutil y complicado que su contraparte de 4 ruedas, es deplorable que en Costa Rica haya decenas de escuelas de manejo de automóviles y hasta hace poco ni una sola de conducción de motocicletas, y esta ha sido una de las mayores preocupaciones de Moto desde Cero.  Por esta razón, queremos compartir con nuestro estimado publico la anatomía y detalles de estas caídas “de libro” con el fin de que puedan aprender a evitarlas o, al menos, reducir la frecuencia con que  suceden.

    La Caída del Pato

    Si alguna vez han visto como caen los patitos del juego de tiro al blanco van a entender la idea que le da nombre a esta caída tan común.  La caída del pato, como mi poética creatividad la termino bautizando, se da debido a la incorrecta aplicación del freno delantero de la moto en maniobras a  baja velocidad (aproximadamente a menos de 25 km/h), especialmente durante un giro.

    Cuando nos desplazamos a menos de 25 km/hora la fuente principal de tracción de la moto es la llanta trasera y para detenernos sin movimientos bruscos tenemos que “atacar esa fuente de tracción” mediante el uso del pedal de freno trasero.  Como el principiante aun no está acostumbrado a distribuir el peso de su cuerpo ligeramente hacia el lado izquierdo de la moto para poder oprimir el pedal y concretar la frenada a baja velocidad, este tiende a ir en línea recta o a inclinarse hacia la derecha en la última fase de esa frenada.  Al hacer esto, cualquier intento de accionar el pedal de freno va a desplazar nuestro peso hacia la derecha, creando desequilibrio y forzándonos a sacar el pie derecho para evitar caernos hacia ese lado. 

    En la mente del novato esto tiene toda la lógica del mundo, pero en el mundo real esto equivale a perder la posibilidad de utilizar el freno estrella a baja velocidad, con lo que lo único que queda es aplicar rápida y desmedidamente la manilla de freno delantero. Como en esta situación la tracción y por ende el peso de la moto va concentrado atrás, la llanta delantera va liviana y es fácil de trabar frenando mas de la cuenta con la manilla derecha. Cuando esto sucede, la llanta delantera frena de forma brusca y en seco, justo para recibir “el golpe invisible” del impulso acumulado, o inercia, que traía la moto. Este golpe invisible envía la inercia hacia las suspensiones delanteras y crea  una dinámica de descontrol e inestabilidad en el chasis de nuestra moto. 

    Si todo lo anterior sucede durante una frenada a baja velocidad en línea recta, dependiendo de la velocidad previa al mal frenado, el peso y altura de la moto (para nombrar apenas los factores principales), a pesar del tirón o cabezazo que va dar nuestra amiga de dos ruedas, aún va a ser posible salvarnos de la caída. Sin embargo, si esto se da durante un giro lento, el solo hecho de clavar el freno delantero va a ser casi una certeza absoluta de caída (las probabilidades de sostener la moto, por más bajita y liviana que sea, son casi nulas y si acaso, suelen terminar en “tirones musculares” en la  baja espalda).


    Caída del Pie Resbaladizo

    Este otro tipo de caída puede darse en movimiento o incluso con la moto detenida y es más común de lo que mucha gente se imagina.  Lo usual es que al detener la moto, digamos en un alto o semáforo, bajemos un pie o ambos y suframos un resbalón por una superficie arenosa, por piedrillas, una mancha de aceite, barro, musgo o cualquier sustancia o material que produzca baja tracción y deslizamiento de nuestra suela. Aunque muchas veces estas caídas tontas y aparatosas no hacen más que herir nuestro orgullo y convertirnos en el hazmerreir de los espectadores, en ocasiones nos pueden lesionar un tobillo, regalar un quemón de mufla o alguna otra enojosa lesión. Esta es una de las razones por las que es muy importante siempre utilizar calzado con suela antideslizante y que además proteja el tobillo o más arriba. Tampoco podemos prescindir del cuidado de ver dónde terminamos poniendo los pies al frenar la moto.

    La Caída del Botonazo

    Por el puritico descuido de no revisar si la moto esta en Neutro y arrancar con la manilla del clutch hasta el fondo, esta otra caída sin gracia consiste en girar la llave de ignición y acto seguido apretar el botón de arranque eléctrico. En este caso, si la moto había quedado en marcha, el botonazo va a hacer que la moto de un dramático respingo y el brinco o cabezazo que pega es para no estar al frente.  La falta de cuidado puede costarnos caro, más si tras el botonazo la moto se incrusta en el bumper de un Audi, BMW o algún otro carro de lujo, o si termina hiriendo a alguien que iba pasando o estaba cerca.  Una vez le presté la moto a un señor y al final me dejó la marcha puesta en 1era. En aquel tiempo yo no acostumbrada dejar parqueada la moto en marcha y menos aun meter el clutch hasta el fondo antes de darle botón, así que cuando recogí mi moto y la encendí, esta pegó tal brinco que se me escapó de las manos, pegó contra una pared y luego cayó al suelo. Gracias a Dios no iba pasando nadie, pero a parte del horrible susto que me llevé, mi moto, la GN125, tuvo que sufrir las consecuencias  y me tocó cambiar manivela y un direccional de adelante…y todo por una tonta falta de cuidado!

    La Caída de la Patilla Fantasma

    Otra forma de visitar el suelo es bajar la patilla lateral de la moto de prisa y sin cuidado.  Si durante ese momento no extendemos bien la patilla hasta su máxima posición o el resorte cede (puede ser falta de grasa o daño de la piecita) no va a pasar mucho tiempo antes de que nos demos cuenta.  No podemos dejar de revisar la moto con regularidad y darle el justo mantenimiento para que ella nos cuide luego a nosotros en carretera y en cualquier lugar. También hay que recordar que antes de bajarnos de la moto debemos asegurarnos de que la patilla esté firme y va a sostener la moto bien mientras nos bajamos. He visto el mal hábito, tanto entre algunos estudiantes como en otra gente, de desmontar de la moto y empezar a bajar la patilla hasta entonces. Si por alguna extraña razón se resbala la persona bajándose de la moto la caída va a ir acompañada de un vehículo de metal caliente de por lo menos unos 100 kg. La patilla va primero (lo ideal es encontrar y bajarla sin ver, para tener siempre la vista alerta adelante y por los retrovisores) y siempre va a ser buen hábito “tocar” o “empujarla” dos veces para verificar que no nos va a pegar un susto.

    La Caída del Enganche

    Esta es la mala experiencia de que la ropa, el bulto, un cordón del zapato o cualquier otra cosa que llevemos encima se nos quede enganchada en alguna parte saliente de la moto, especial pero no exclusivamente cuando nos vamos bajando.  Hay que tener mucho cuidado con esto y ni siquiera tanto cuando subimos o bajamos de la moto, sino cuando vamos en carretera. Una vez casi me mato entrando a una curva porque un cordón se me enredó en la patilla de cambios y no pude bajar la marcha a tiempo…No se sorprendan si ahora lo único que calzo son botas y, si acaso tienen cordones, los uso cortos o me los guardo dentro del zapato. En cuanto al resto de la ropa, como pantalones flojos, tirantes sueltos del maletín o lo que sea, se aplica el mismo consejo. Recientemente me tocó ayudar a un muchacho que terminó con el suéter enredado en la cadena de la moto (a mí ya me había pasado lo mismo hace tiempo con la capa de la moto!).


    Probablemente se me estén olvidando algunas otras caídas sin gracia, pero baste por ahora con las ya mencionadas.  Tengo fe en que a través de esta lectura, mis estimados lectores y lectoras, vayan aprendiendo mejor como evitar esas caídas por las que muchos pasamos para no repetirlas. En realidad no es necesario estarse cayendo para aprender, así que ojalá empiecen a experimentar por cabeza ajena.






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